El destierro de Unamuno en Fuerteventura despertó en la Italia de su tiempo una profunda conmoción, y ubicó a Canarias como uno de los centros de la cultura mundial. La obra de este genio, rector de la Universidad de Salamanca no era muy conocida en Italia, pero su concepto de El Quijote fue un terremoto intelectual entre los futuristas. Nuestro celebérrimo hidalgo nos enseña a superar el miedo, siendo este un rostro falso que impide ver la verdad. El Quijote trata de enseñarnos que el miedo, en realidad, vuelve ciego al hombre, impidiendo vislumbrar los aspectos más intensos de la vida. De la vida que merece ser vivida.
Uno de los más destacados seguidores de este concepto quijotesco fue el controvertido escritor Giovanni Papini, nacido en Florencia en 1881, y que este mes de julio se cumplen sesenta años de su fallecimiento. Papini es un verdadero monstruo de la literatura universal. Era un hombre siempre apegado a la realidad, y consciente de los cambios que se producían en su tiempo, pero desarrolló un estilo tremendamente sarcástico. Sus líneas son permanentemente mordaces y corrosivas, siempre con un punto surrealista que juega con el lector y, por supuesto, con los protagonistas; agiles líneas que coquetean con el absurdo y con el escepticismo más recalcitrante.
Pero estas líneas, que combinan Fuerteventura, con El Quijote, realmente son una excusa para hablar nuevamente del más desdichado de los seres. Tal vez uno de los textos de Papini más contundentes, y por ello de mayor vigencia, sea el diablo. Casi al final de su existencia, o de esta existencia, antes de ingresar en un monasterio franciscano de Verna, desarrolla un ensayo insólito y erudito, en el que nos pide, que más que condenar, comprendamos al que considera el más desdichado de los seres.
Es esta vía la que, en parte, se refleja en la Divina Comedia escrita por Dante Alighieri. En donde se muestra, no una visión poético-literaria de una visión divina sino un camino auténtico de realización espiritual, en vida. Y este matiz, el estar vivo, es la clave para entender la importancia de la experiencia humana. El menosprecio de esta manifestación, pudiera ser un trágico menoscabo al que fue el más bello de los ángeles. Esto refiere desconocimiento, al pensar que Dios ha creado una condición sólo para que la menospreciemos y reneguemos de ella. Creo que Dios quiere encontrarse a sí mismo a través de la mejor de sus creaciones, que es el hombre.
Sólo una vía auténtica es posible: la del conocimiento.
Con esta vibrante obra, teñida de humor y múltiples referencias literarias, Papini pretende sumergirse en la esencia del mal, indagar sobre las diversas facetas y avatares del llamado tentador de los hombres y tenderle una mano amorosa para su redención. Es imposible valorar adecuadamente a un autor descomunal como Giovanni Papini, en cuya obra se reúnen tantos rostros contradictorios, tantas letras apresuradas y tantos debates pasados de moda, pero quedan muchas páginas como exquisitas evidencias de una sensibilidad y ambición artísticas de excepción. La sociedad de las libertades se ha convertido en un ordenado caos de idólatras sin espíritu, con tristes adicciones al ‘wassap’ y a la telebasura para soportar una menguada existencia.
Papini siempre nos enfrenta a nuestra propia personalidad, siempre cambiante, siempre voluble…… pero sobre todo nos enfrenta a la necesidad de conocernos a nosotros mismos para entender nuestro camino. Resulta extremadamente sencillo encontrar, gracias a la bella y rica prosa del toscano, una oda a la fugacidad de la vida, una creciente nostalgia por las ilusiones perdidas en la juventud y un medido dolor por la soledad inherente a nuestra existencia.
La inquietud espiritual es la luz, digámoslo así. La sombra sería el remordimiento de no ser mejor, pero para que haya esa sombra tiene que haber primero una luz, que es el ansia interior, la llamada del Ser. De esta manera se descarta la idea de que la reconciliación con la sombra signifique el vivir una vida vacía. El hombre deberá, a partir de un momento determinado, en que haya identificado su sombra, proceder a una serie de determinadas acciones internas o externas, para la realización de una vía hacia lo augusto. Si el Ser brilla en él, nunca le dejará perderse. Deberá tener confianza en el Ser, en sí mismo. Y el resultado, tarde o temprano, se va produciendo. En todo caso, a este caminar, entre sol y sombra, sería lo más representativo de acudir caminado por el filo de tu propia espada. Es semejante a caminar por una cuerda cuyo extremo lo sujeta uno mismo con su propia mano. Es un camino para dioses, antes de haber recuperado la propia conciencia divina.
El más desdichado de los seres, entronizado por la ignorancia de los hombres y encumbrado por la literatura, el cine….y miedos ancestrales, solo es un reflejo de una sombra que nos impide crecer. Más bien, una burda excusa. El tema de la sombra ha quedado inmortalizado en cuentos y alegorías a través de los tiempos. Poder encontrarla dentro de uno mismo debe ser más motivo de alegría que de tristeza. Creer que uno es perfecto sólo es fruto de la propia ignorancia. Encontrar las huellas que deja tu propio monstruo interior debe causar la misma satisfacción del cazador que empieza a encontrar los rastros de una pieza largamente codiciada.
Seamos misericordiosos con el tentador de los hombres, con el más desdichado de los seres.
Luis Nantón
https://www.luisnanton.com/
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SIEMPRE APRENDIENDO
Ante todo gracias por tu visita.
Te presento un recopilatorio de los artículos que semanalmente se publican en el CANARIAS 7, y que con auténtica finalidad terapéutica, me permiten soltar algo de lastre y compartir. En cierta medida, de eso se trata al escribir, de un sano impulso por compartir.
La experiencia es fruto directo de las vivencias que has englobado en tu vida, y mientras más dinámico, proactivo y decidido sea tu carácter, mayor es el número de percances, fracasos, éxitos… Los que están siempre en un sofá, suelen equivocarse muy poco…
Y, posiblemente eso sea la experiencia, el superar, o al menos intentarlo, infinidad de inconvenientes y obstáculos, procurando aprender al máximo de cada una de esas vivencias, por eso escribo, y me repito lo de siempre aprendiendo, siempre.
Me encantan los libros, desvelar sus secretos, y sobre todo vivificarlos. Es un verdadero reto alquímico. En su día, la novela de William Goldman “La Princesa Prometida” me desveló una de las primeras señales que han guiado mi camino. La vida es tremendamente injusta, absolutamente tendente al caos, pero es una experiencia única y verdaderamente hermosa. En esa dicotomía puede encontrarse ese óctuple noble sendero que determina la frase de aquel viejo samurái: “No importa la victoria, sino la pureza de la acción”.
Como un moderno y modesto samurái me veo ahora, en este siglo XXI… siempre aprendiendo. Los hombres de empresa, los hombres que intentamos sacar adelante los proyectos de inversión, la creación de empleo, los crecimientos sostenibles, imprimimos cierto carácter guerrero a una cuestión que es mucho más que números. Si además, te obstinas en combinar el sentido común, con principios, voluntad de superación y responsabilidad, ya es un lujo.
Si también logramos inferir carácter, lealtad y sobre todo principios a la actividad económica, es que esa guerra merece la pena. Posiblemente sea un justo combate.
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