APRETANDO TUERCAS
Me encanta escuchar a nuestra flamante ministra de Hacienda, explicando que bajo ningún concepto van a subir los impuestos, mientras nos explica cómo nos van a multiplicar los impuestos. Para mi sería imposible exponer esta “cuadratura del círculo” con inalterable cara de poker, y mucho menos sin reírme. Esta magistral exposición está a su disposición en todas las redes sociales, siendo absolutamente recomendable para cualquier estudiante avanzado de arte dramático.
Como guinda de semejante pastel, mientras nos explica que no se suben impuestos, pero que realmente van a “levantar por los aires” a las clases medias y trabajadoras, concluye afirmando que es un necesario peaje para sufragar el incremento en gastos sociales del Estado. Total, que si hay subida, que está perfectamente cuantificada, y que los paganinis son los de siempre, pese a todos los ya tediosos discursos de “progreso”. No son gastos sociales, es un insostenible e insolente crecimiento de la estructura estatal, que exige mayores tributos para mantener su ineficaz existencia.
Siempre hablan de la sanidad, de la educación y del cuidado de nuestros mayores, pero los presupuestos anuales no se están incrementando en estas muy necesarias partidas, sino en todo el entramado que generan los partidos políticos para sus fines cortoplacistas. Una última muestra es la propuesta emitida por el gobierno socialista, donde expone que en el ejercicio 2024, el gasto sanitario será del 6,2% respecto al PIB, prácticamente equivalente al mismo que había antes de la llegada del coronavirus (6,1%). En euros, y tomando como referencia el año 2022 (que es cuando se espera estar a niveles de 2019), un 0,8% menos del PIB se traduce en algo más de 11.000 millones que se eliminan del presupuesto sanitario.
De la exposición de la Sra. Montero hay partes realmente excepcionales. El aderezo es constante, la subida, que no es subida, es por nuestro bien, y cuando no es por nuestro bien, es porque nos obliga Europa. A modo de ejemplo tenemos el impuesto a las bebidas azucaradas. Este tributo, no es por voracidad fiscal, sino por una cuestión sanitaria y para que nos acostumbremos a una vida más saludable. Como botón de muestra se calcula, solo en esta partida, una recaudación superior a los 400 millones de euros, casi el doble de lo que se calcula recaudar por el cambio en la imposición a las rentas altas de este país. Por supuesto que el diferencial no será destinado a bajar los gravámenes de alimentos más saludables.
Con la progresiva eliminación de los tipos reducidos del IVA ocurre exactamente lo mismo, existiendo muchas similitudes con el esquema presentado hace unos días por el Ministro de Seguridad Social, donde mágicamente nos explicó cómo van a exprimir a los autónomos, alma y base de nuestro tejido productivo, mientras continúan vaciando la caja pública.
Con lo de los peajes, que nadie entienda que se trata de un impuesto, porque es una tasa por utilización de un activo público. De verdad, lo dicen sin reírse. Cuando nos toque pagar por usar estos estratégicos bienes de interés, de uso diario, que ya hemos pagado sobradamente con nuestros impuestos, no lo notaremos en nuestros esquilmados bolsillos porque no es un impuesto. Son euracos, pero dicen que no es un tributo.
Y aunque el listado de sablazos es mucho más largo y sangrante, no podemos olvidarnos de la armonización fiscal entre Comunidades Autónomas. No duden por qué banda se va a equilibrar…
Hace unos meses aceptamos el estado de alarma, aceptamos la suspensión de nuestros derechos fundamentales, como si la libertad fuera una simple cuestión administrativa. Apuesto por acabar con la falta de análisis, la unánime ceguera de un país que se muestra dócil ante el poder y rebelarme ante una mansedumbre que quieren vendernos como madurez y espíritu cívico. No sigamos por ese camino, mientras nos arruinan, mientras nos saquean, mientras nos dicen que es por nuestro bien.
Luis Nantón Díaz
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SIEMPRE APRENDIENDO
Ante todo gracias por tu visita.
Te presento un recopilatorio de los artículos que semanalmente se publican en el CANARIAS 7, y que con auténtica finalidad terapéutica, me permiten soltar algo de lastre y compartir. En cierta medida, de eso se trata al escribir, de un sano impulso por compartir.
La experiencia es fruto directo de las vivencias que has englobado en tu vida, y mientras más dinámico, proactivo y decidido sea tu carácter, mayor es el número de percances, fracasos, éxitos… Los que están siempre en un sofá, suelen equivocarse muy poco…
Y, posiblemente eso sea la experiencia, el superar, o al menos intentarlo, infinidad de inconvenientes y obstáculos, procurando aprender al máximo de cada una de esas vivencias, por eso escribo, y me repito lo de siempre aprendiendo, siempre.
Me encantan los libros, desvelar sus secretos, y sobre todo vivificarlos. Es un verdadero reto alquímico. En su día, la novela de William Goldman “La Princesa Prometida” me desveló una de las primeras señales que han guiado mi camino. La vida es tremendamente injusta, absolutamente tendente al caos, pero es una experiencia única y verdaderamente hermosa. En esa dicotomía puede encontrarse ese óctuple noble sendero que determina la frase de aquel viejo samurái: “No importa la victoria, sino la pureza de la acción”.
Como un moderno y modesto samurái me veo ahora, en este siglo XXI… siempre aprendiendo. Los hombres de empresa, los hombres que intentamos sacar adelante los proyectos de inversión, la creación de empleo, los crecimientos sostenibles, imprimimos cierto carácter guerrero a una cuestión que es mucho más que números. Si además, te obstinas en combinar el sentido común, con principios, voluntad de superación y responsabilidad, ya es un lujo.
Si también logramos inferir carácter, lealtad y sobre todo principios a la actividad económica, es que esa guerra merece la pena. Posiblemente sea un justo combate.
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