En casi todas las vertientes de la vida, lo que hacemos realmente bien es lo que nos apasiona. Esta afirmación alcanza enorme preponderancia en el mundo profesional. Cuando desarrollamos lo que nos gusta es algo artístico, porque en la búsqueda de la excelencia, crecemos y aprendemos. Escribo como lo siento y vivifico, porque es parte de mí mismo. Pero sobre todo es la experiencia que he percibido de otros amigos y compañeros, que han supuesto un norte en este sendero que es la existencia.
Existen actitudes que en sí mismas pueden definir toda una estrategia vital. Debe ser algo tan sencillo como definitorio. Todos los directivos y líderes empresariales que he conocido, a los que pudiera considerar como brillantes o excelentes, detentaban una característica común: la de gestionar con la misma pasión, tenacidad y habilidades, con independencia de si la compañía era de su propiedad o trabajaban para terceros.
Junto con esa pasión, otro valor que no solo enaltece, sino que aumenta la productividad y por lo tanto la satisfacción, es la lealtad. La lealtad genera un propicio clima de confianza que allana absolutamente todo. Las estrategias son más sencillas, los objetivos se atisban mucho más rápido y el ambiente es verdaderamente cómodo y prometedor.
Gracias a la experiencia del Advanced Management Program (AMP) del INSTITUTO DE EMPRESA (IE) conocí a profesionales de este talante. Todos enamorados de su trabajo y comprometidos. Con sus retos, con sus problemas, con sus quebraderos de cabeza, pero todos unos apasionados de las responsabilidades que desarrollan. Una de estas personas es Guacimara Cabrera, gerente de DromeMilk Camel Bio Farm.
DromeMilk es la mayor granja camellar de Europa. y desde hace más de 30 años trabaja en la protección de esta raza 100% autóctona. En todo el mundo siquiera llegan a mil los ejemplares de camello canario, y más de 400 se encuentran en DromeMilk. La granja es, actualmente, la mayor productora de esta leche en Europa.
Guacimara Cabrera es arrebatadora, como mujer, como profesional y como amiga. O la quieres o la odias, porque ella imprime pasión en todo lo que gestiona e impulsa. Pertenece a una familia de emprendedores majoreros que lleva décadas desarrollando proyectos de diversa índole en la isla de Fuerteventura a base de trabajo y más trabajo. Posiblemente el más conocido, el más singular y el más potente sea el OASIS WILDLIFE dónde conviven 1.500 especies de todo el mundo y en el que se llevan a cabo simultáneamente más de treinta proyectos de investigación y conservación. Sólo cuando tienes la oportunidad de disfrutar de la experiencia de OASIS WILDLIFE puedes percibir nítidamente la envergadura de lo que estamos comentando.
Guacimara Cabrera es vehemente en todo lo que realiza y casi sin darte cuenta te arrastra con su pasión en una corriente de entusiasmo a la que resulta difícil no sucumbir. Esta fuerza que se transmite de generación en generación está en el alma de determinadas familias.
Hace aproximadamente dos años, en una primera visita a este singular paraje majorero advertí la multitud de obstáculos que deben vencer en su día a día para sacar adelante tantos proyectos. Por aquel entonces trabajaban en una iniciativa para la depuración de aguas residuales mediante plantas emergentes utilizando métodos estrictamente naturales pero la administración local tenía “enfangado” el plan desde tiempos inmemoriales. Resulta que nuestras instituciones acaban siendo siempre un obstáculo más para nuestros emprendedores cuando deberían desempeñar el papel contrario.
En estos momentos llevan años de duro trabajo para la comercialización de la leche de camella. Es un producto poco conocido con unas características singulares. Comparada con la leche de origen animal que se destina habitualmente al consumo humano contiene tres veces más cantidad de vitamina B, C y D y es muy baja en grasas. Es como un superalimento por sus propiedades nutritivas. En esa línea de trabajo DromeMilk Camel Bio Farm participó con mucho éxito en el último salón Gourmet de Madrid con sus bombones que combinan la leche de camella con otros productos autóctonos de Canarias. Los BIOCHO BON BON en sus cuatro sabores diferentes son una verdadera aventura de negocio que combina lo empresarial con la defensa de lo nuestro. La magia de mezclar leche de camella y chocolate en sus tres modalidades, con mermelada artesanal de tuno, queso ahumado de cabra, sal marina de Fuerteventura, fresas de Valsequillo o mermelada de higo blanco es el resultado de reunir trabajo, tesón y creatividad.
Confiemos en que una iniciativa tan espectacular como esta y que marca tanto valor añadido y diferencial, cuente pronto con todo el apoyo institucional y la celeridad que requiere y exige una apuesta de este volumen por algo tan nuestro y singular. No solo por esta empresa, sino por las diferentes granjas y asociaciones que están coaligadas en todo el proyecto camellar de Canarias.
Y ¿por qué el nombre de BIOCHO?. Es fácil de explicar, sobre todo si has tenido la enorme fortuna de conocer a un ser como este impresionante espécimen. El amigo BIOCHO (1998-2022) fue uno de los primeros camellos canarios de la reserva Drome Milk Camel y parte fundamental de los proyectos educativos y de conservación de esta raza, que se iniciaron en Fuerteventura hace más de 30 años.
Estas líneas empezaron hablando de pasión y de lealtad. Este noble animal, ejemplo de una raza autóctona de nuestra tierra, irradiaba la importancia y el valor de su especie, la lealtad y la ayuda a tus iguales y la empatía natural a través de su singular mirada. Lo dicho, pasión y lealtad.
Luis Nantón Díaz
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SIEMPRE APRENDIENDO
Ante todo gracias por tu visita.
Te presento un recopilatorio de los artículos que semanalmente se publican en el CANARIAS 7, y que con auténtica finalidad terapéutica, me permiten soltar algo de lastre y compartir. En cierta medida, de eso se trata al escribir, de un sano impulso por compartir.
La experiencia es fruto directo de las vivencias que has englobado en tu vida, y mientras más dinámico, proactivo y decidido sea tu carácter, mayor es el número de percances, fracasos, éxitos… Los que están siempre en un sofá, suelen equivocarse muy poco…
Y, posiblemente eso sea la experiencia, el superar, o al menos intentarlo, infinidad de inconvenientes y obstáculos, procurando aprender al máximo de cada una de esas vivencias, por eso escribo, y me repito lo de siempre aprendiendo, siempre.
Me encantan los libros, desvelar sus secretos, y sobre todo vivificarlos. Es un verdadero reto alquímico. En su día, la novela de William Goldman “La Princesa Prometida” me desveló una de las primeras señales que han guiado mi camino. La vida es tremendamente injusta, absolutamente tendente al caos, pero es una experiencia única y verdaderamente hermosa. En esa dicotomía puede encontrarse ese óctuple noble sendero que determina la frase de aquel viejo samurái: “No importa la victoria, sino la pureza de la acción”.
Como un moderno y modesto samurái me veo ahora, en este siglo XXI… siempre aprendiendo. Los hombres de empresa, los hombres que intentamos sacar adelante los proyectos de inversión, la creación de empleo, los crecimientos sostenibles, imprimimos cierto carácter guerrero a una cuestión que es mucho más que números. Si además, te obstinas en combinar el sentido común, con principios, voluntad de superación y responsabilidad, ya es un lujo.
Si también logramos inferir carácter, lealtad y sobre todo principios a la actividad económica, es que esa guerra merece la pena. Posiblemente sea un justo combate.
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