Cuando valoramos el desempeño de una responsabilidad, sobre todo si se trata de una responsabilidad profesional, priman la formación y la experiencia. Ambas capacidades son el eje potencial de una buena gestión, y una buena gestión siempre supone optimizar recursos. Hacer todo lo mejor, con lo que se tiene.
Pero ese indispensable bagaje formativo y vivencial, de poco sirve si no existen valores. De hecho, es muy posible que cuando el individuo se ha forjado en un mar de valores, su propio instinto de superación, su capacidad para mejorar, pudiera suplir muchas carencias. Si conjugaran, si primaran los valores éticos, muchas empresas serían muy diferentes, sin menoscabo de su rentabilidad, y a buen seguro disfrutaríamos de un mundo diferente.
Ayer nuestra ciudad de Las Palmas de Gran Canaria le concedió a Manuel Herrera Macario, junto a un genial elenco de grandes personas e instituciones, merecedoras de la misma distinción, el título de Hijo Predilecto. En palabras de nuestro alcalde Augusto Hidalgo:
“A Manuel Herrera Macario, de quien podemos decir ha dedicado toda una vida a un club deportivo, el Metropole, poniendo el mayor empeño en promover la práctica del deporte entre personas de todas las edades, especialmente jóvenes y niños, logrando que el Club haya cosechado numerosos éxitos en todas las disciplinas de la natación que engrandecen a Canarias”.
Manuel Herrera Macario, Presidente del Club Natación Metropole ha sido, durante más de una década mi jefe, y ayer, junto con muchas personas, me sentí orgulloso y honrado, por ser una pequeña parte de una vida dedicada por entero a los demás. Sirvan estas pequeñas, pero muy sentidas líneas, como un nuevo homenaje a su labor, y a sus inalterables valores.
Para definir a “Macario”, como todo el mundo conoce a D. Manuel, qué mejor que utilizar sus propios pensamientos. Esto lo expuso hace 10 años en una de las publicaciones METROPOLE:
“No me canso de repetir, que aquí, en el Club Natación Metropole buscamos forjar la mejor generación de hombres y mujeres del futuro, de un futuro en permanente cambio, pero que aumenta sus exigentes listones día tras día. No basta con ser más rápidos o más fuertes, no es suficiente con mejorar las mínimas y ser duros e imbatibles en los entrenos y competiciones, además queremos que nuestros niños y jóvenes sean nobles, educados, desprendidos y con ambición de constante superación.
El deporte es uno de los mejores caminos para forjar un carácter íntegro y por eso, en la medida de nuestras posibilidades, nos esforzamos en inferir todos los carismas que podemos. No somos la base, dado que la familia es el más importante baluarte para este necesario proyecto de futuro, pero somos una pieza clave en esta ilusionante empresa.
El proyecto de un nuevo Club es un ejercicio de responsabilidad por parte de todos. Por un lado resolvemos gran parte de las limitaciones que ahora sufre la Entidad, y por otro preparamos al Club para los retos de la próxima década. Muchos de los problemas que intentamos resolver, serán irresolubles o extremadamente complejos con el paso del tiempo. En ese momento habrá otro Presidente y otra Junta Directiva, pero es mi obligación, es nuestra responsabilidad, anticiparnos a los acontecimientos, y con visión de futuro, preparar el camino para los que vienen después. El nuevo C.N. Metropole es un proyecto de futuro, que exigen los tiempos modernos y que equipara las instalaciones y filosofía de trabajo, a las exigencias que merecen nuestros socios”.
Más claro el agua…..y ahora es bueno recordarlo, por recientes iluminados, que pensaban que gestionar una entidad de ese dimensionamiento, es algo para entretenerse los fines de semana. Macario, Manuel Herrera Macario afrontó con valentía muchos retos, venciendo su inicial conservadurismo, luchando contra el lógico miedo a los cambios e inició hasta lo que él entendió posible, un proceso de profesionalización de la entidad, porque comprendió que lo mejor para el deporte, lo mejor para la natación, era gestionar el club como una empresa, porque eso es el Metropole, una estructura con miles de socios, cientos de deportistas federados, cerca de un centenar de puestos de trabajo directos e indirectos y un presupuesto cercano a los cuatro millones de euros. Gestionar bien, gestionar con perspectivas de futuro, para obtener los mayores resultados y potenciar los prioritarios objetivos deportivos, sociales y culturales.
Creo, y posiblemente no me equivoque, que la palabra que más caracteriza a Manuel Herrera Macario es LEALTAD: lealtad a su forma de ser, lealtad a sus valores, lealtad a sus amigos, pero sobre todo lealtad y fidelidad a un concepto de METROPOLE que ha contribuido notablemente a instruir, y no solo deportivamente, a muchas generaciones de niños y jóvenes.
Macario ha brindado más de 40 años de su vida por el club decano de la natación canaria, junto con muchos directivos de muchos órganos colegiados, que honradamente han dado mucho ……… algunos lo han dado todo. Porque eso es lo que diferencia a los hombres y mujeres que conservan y potencian el tejido asociativo, son personas que vienen a dar, son personas que vienen a entregarse sin pedir nada a cambio. Y eso lo puedo valorar como profesional y asalariado, que he tenido la suerte de convivir con personas verdaderamente desprendidas.
Estas líneas no tienen como objetivo el destacar logros deportivos, sociales o patrimoniales durante sus cuatro mandatos consecutivos. Dieciséis años presidió brillantemente y con una impronta muy personal, una de las entidades más representativas de Canarias. Eso está ahí, eso nadie puede ni tergiversarlo, ni olvidarlo. Estas líneas tienen como único objetivo agradecerle a D. Manuel el ser como es, la confianza que siempre depositó en mí, y ahondar en el justificadísimo reconocimiento que se le acaba de conceder. Por todo eso, por todo ello, solo puedo brindarle nuevamente mi absoluta lealtad.
Luis Nantón
luisnanton.com
Related posts
SIEMPRE APRENDIENDO
Ante todo gracias por tu visita.
Te presento un recopilatorio de los artículos que semanalmente se publican en el CANARIAS 7, y que con auténtica finalidad terapéutica, me permiten soltar algo de lastre y compartir. En cierta medida, de eso se trata al escribir, de un sano impulso por compartir.
La experiencia es fruto directo de las vivencias que has englobado en tu vida, y mientras más dinámico, proactivo y decidido sea tu carácter, mayor es el número de percances, fracasos, éxitos… Los que están siempre en un sofá, suelen equivocarse muy poco…
Y, posiblemente eso sea la experiencia, el superar, o al menos intentarlo, infinidad de inconvenientes y obstáculos, procurando aprender al máximo de cada una de esas vivencias, por eso escribo, y me repito lo de siempre aprendiendo, siempre.
Me encantan los libros, desvelar sus secretos, y sobre todo vivificarlos. Es un verdadero reto alquímico. En su día, la novela de William Goldman “La Princesa Prometida” me desveló una de las primeras señales que han guiado mi camino. La vida es tremendamente injusta, absolutamente tendente al caos, pero es una experiencia única y verdaderamente hermosa. En esa dicotomía puede encontrarse ese óctuple noble sendero que determina la frase de aquel viejo samurái: “No importa la victoria, sino la pureza de la acción”.
Como un moderno y modesto samurái me veo ahora, en este siglo XXI… siempre aprendiendo. Los hombres de empresa, los hombres que intentamos sacar adelante los proyectos de inversión, la creación de empleo, los crecimientos sostenibles, imprimimos cierto carácter guerrero a una cuestión que es mucho más que números. Si además, te obstinas en combinar el sentido común, con principios, voluntad de superación y responsabilidad, ya es un lujo.
Si también logramos inferir carácter, lealtad y sobre todo principios a la actividad económica, es que esa guerra merece la pena. Posiblemente sea un justo combate.
Ver más